Crónica del concierto de PATRICK WATSON en Madrid (21/02/2020)

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Crónica del concierto de PATRICK WATSON en Madrid (21/02/2020)

El clan Watson haciendo fieles en la Kapital

Cooncert y Live Nation trajeron a Patrick Watson el pasado viernes 21 de febrero a la sala Kapital de Madrid. Hacía tiempo que Watson y su equipo no visitaban España, su vuelta se ha producido gracias a la mediación de Cooncert, la plataforma que trae a músicos bajo demanda y petición del público que lo solicita a través de la web. La voz cálida y soul de Kyla Charter, corista integrante de la banda de Watson abrió la noche. Los primeros acordes del “Dream for dreaming” comenzaban a sonar. El grupo había salido a escena ante una muy concurrida sala Kapital. Una original puesta en escena formada por dispositivos móviles giratorios de iluminación encerrados en paneles de vidrio arropaban a los seis músicos, dando una sensación de intimidad y cercanía ideal para la acogedora propuesta musical. El grupo repasó casi todos los temas de “Wave”, la última publicación del compositor canadiense y los suyos, un trabajo que narra el duelo producido ante la muerte de la madre de Watson seguido de una ruptura sentimental. El músico buscó la tabla de salvación a través de la composición de los diez temas que encierran “Wave” y, a juzgar por la simpatía y buen rollo que transmite en los directos, parece que salió a flote. Siguió el concierto con el tema homónimo “Wave” y su crescendo ondulante (si se me permite hacer una analogía fácil relacionada con su título). “Strange rain” con esa cadencia percusiva a lo Nils Frahm antecedió al tema más bonito de la reciente publicación, “Melody noir”: los músicos se aproximaron frente al escenario e interpretaron la canción juntos frente a un foco de iluminación que convirtió el espacio en un lugar de tenue visibilidad, como si la banda nos deleitara con esa belleza, inspirada por cierto en un tema del venezolano Simón Díaz, de forma individual y austera frente a la luz de una hoguera.

Divertido y locuaz, Watson miró hacia atrás y llevó a cabo “Hearts”, del disco anterior, el fantástico “Love songs for robots”. Los integrantes de la formación abandonaron el escenario y se subieron a uno de los balcones laterales del antiguo teatro transformado en sala de conciertos y eventos, e interpretaron de forma acústica, sin electricidad y con un megáfono que se fueron turnando “Big bird in a small cage”. En la recta final del espectáculo, Watson propuso al público elegir dos temas entre varios, una opción “a la carta” que clausuró “Lighthouse”, canción incluida en “Adventures in your own backyard” de 2012, a la que la suma de guitarra más sintetizador en su parte final provocó cierto descontrol sonoro y acoples, y la última carcajada de Watson sobre el escenario causada ante el error. La música como cura y terapia ante los dramas recientes vividos, ya sabéis.

Texto: José Martín S

Foto: Rosario Villajos

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