¿Encontrará Quetzalcóatl su verdadera naturaleza
en la casa de los espejos?
El espejo enterrado, Carlos fuentes
Lo peor del vicio, es quedarte corto.
Ignatius Farray
Pedro Mártir de Anglería, el primer cronista de la expedición de Cristóbal Colón, escribió sobre los pueblos aztecas que: “andan desnudos… Y viven en una edad de oro simple e inocente, sin leyes, querellas o dinero, pero crudos y contentos en satisfacer a la naturaleza, no poseen propiedad; en cambio, todas las cosas se gozan en comunidad. Y si no tienen propiedad, no necesitan gobierno”, confirmando la perfecta utopia anarquista del Nuevo Mundo.
Si bien, los denominados indios del Mundus Novus no se diferencian discrecionalmente de los asistentes que cada año nutren desde el subsuelo la escena ecléctica del festival Doña Pancha, originado en Tecate, Baja California, en un congal homónimo; desde ese entonces (2008), los terrenos conquistados por Doña Francisca se han expandido por ciudades como Mexicali, Guadalajara y San diego, lugares en donde se ha ganado el respeto, además de cientos de partidarios que lo legitiman como el festival más underground, contracultural y propositivo de TODO México.
Los creadores del Doña Pancha Fest (en su mayoría artistas visuales), no se reservan el subterráneo; son pioneros exploradores disonantes, registradores de grupos y bandas marginadas por la industria musical de la payola, de compases que transgreden y ritmos que subliman; son censores de los sonidos de la calle y las importaciones oscuras, la subcultura, la estética del underground y la estructura discursiva de la historia (por eso idean line ups y colaboraciones que son en verdad acontecimientos para la posteridad) y de toda una artística y conceptual imaginería a reventar. Valiente Nuevo Mundo que tiene semejante gente en él es el DPF; viven bajo la dulce libertad de las primeras e incorruptas leyes de la naturaleza. Porque sólo hay dos tipos de música: la grande y la no grande, como escribió Kevin Pierce en Cosas que empiezan por O (Heavenly Records, 1993), conviene saber discernirlas, conviene ser atrevido, conviene asistir al Doña Pancha Fest 2019.
Pronto, con la ocupación, la denominada Tenochtitlán se convertiría en un terreno hostil, desarrollado simultáneamente por varios planos: la estupidez de los colonizadores, las pretensiones, enfermedades, poder y nerviosismo por cada cambio en la menstruación de la Corona.
Hoy, los aborígenes consumarán justicia y revancha. La palabra se hizo carne y ahora ellos son el ruido al servicio de la contraconquista, así llegarán a dominar el vacío espacio sónico de las españas.
El Festival Doña Pancha y la contraconquista se celebrarán en Madrid los días 6 y 7 de noviembre en la auténtica Casa de los Espejos, la discoteca Club Ballesta, ubicada en Calle de la Ballesta número 12, que funge como la residencia del Dj Belleville. El line up preparado para este golpe a la invasión se nutre de los dos bandos: El Muertho de Tijuana, Aris Chagoya (San Pedro el Cortez), Trillones, Peor Aún de la Gran Tenochtitlan, y por parte del Senex Mundi: Narcoleptica, Rayo, Fuck me, fuck me, Axel Rose (experimento diatópico musical) y el padre de la Cumbia Lunática Dick el Demasiado, que aunque es un ciudadano del mundo, habita en Teruel. Un cartel que es la combinación perfecta entre basura y sociedad, digna de portadas como las de la revista Hola.
Francisco Franco ha sido exhumado y el desorden se divisa. Doña Pancha ya está aquí, la anarquía es su música y la independencia su destino.
Por Alfredo Padilla.