Ximena Sariñana. Una noche de fuerza, memoria y emoción en Madrid
La artista mexicana conquista con una energía impulsiva y sincera
Impulsiva y visceral en sus movimientos, así se presentaba la noche del viernes 3 de octubre la cantante mexicana Ximena Sariñana en su segunda fecha en España en 2025. Es la pose de alguien que carga con el peso de 15 años en la industria y conoce todos los recovecos de un escenario. Pisa fuerte, mueve las punteras de sus zapatos con ritmos mexicanos y descalza cómodamente canciones de un EP apenas con horas de vida, para entrelazarlas con otras de trabajos anteriores, de forma ordenada y natural, demostrando una madurez escénica que combina fuerza, carisma, talento y una conexión genuina con su público más fiel.
Entre fronteras y nuevas conexiones
Sariñana verbaliza la dificultad que enfrentan los artistas al salir de sus fronteras para dar conciertos; y es que, si nos remontamos a la última vez que pisó un escenario en suelo español, fue en octubre de 2024, cuando actuó en Bilbao.
Esta vez ha venido a Barcelona y Madrid para cerrar el ciclo de conciertos IberoExperia –que pone en valor la diversidad musical iberoamericana– y para acudir a la gala de +Músicas que se celebra hoy 6 de octubre en Madrid. El grito feminista, «Momento», junto a Marilia Monzón, es la canción oficial de +Músicas 2025, todo un símbolo de complicidad y sororidad musical.
Un comienzo electrónico y colorido
La platea del Teatro Eslava esperaba puntual la aparición sobre el escenario de la inspiradora artista mexicana. Lo hizo tras una introducción electrónica sostenida en imágenes rotatorias de colores vivos, interpretando, imperturbable, «ALV», tema que abre el EP Ojos Diamante (2024), como primera toma de contacto con el termómetro emocional de la noche.
Recorrido sonoro por toda su carrera
Sariñana ofreció un repaso equilibrado por toda su discografía, deteniéndose algo más en los álbumes No Todo lo Puedes Dar (2014) y ¿Dónde Bailarán las Niñas? (2019), y en los EP Rompe (2025) y Ojos Diamante (2024). Dio un comienzo rompedor y lúdico con la magia de su sintetizador en canciones como «¿Qué tiene?», «Si tú te vas», «Ojos Diamante» y «Parar a tiempo» –entonada para la ocasión en un registro más íntimo, alejado de su electrónica original–.
Su voz clara y profusa creció cuando llegó el turno de «No es igual», tema que revisita una constante en su música: la necesidad de ser aceptada tal cual es. Fue el único sencillo perteneciente a su flamante Las Cosas Simples (2025) que sonó esa noche, y dejó entrever la vulnerabilidad que habita en su semblante pacificador y relajado.
La complicidad de Marilia Monzón
El momento más emotivo de la noche llegó con «Momento», interpretada junto a Marilia Monzón. Sobre el escenario del Teatro Eslava –tal como ocurrió la noche anterior en Paral·lel 62, en Barcelona–, ambas estuvieron muy sincronizadas técnica y emocionalmente. Fue un punto de inflexión en el concierto, aunque ya se habían sentido destellos de la Sariñana de los comienzos con «Mediocre», aquel sencillo que la puso en el mapa en 2008.
Diversión, energía y cercanía
Sariñana se mostró cómoda en el escenario, y se notaba por sus ganas de pasarlo bien. Incitó al público a acompañarla en canciones como «Cuento», «Lo bailado» o «Chispa roja»; y rescató su vena más rockera en «Sin ti no puede estar tan mal», desatando la energía colectiva de la sala.
Una visita breve, pero intensa
Ximena Sariñana se prodiga menos de lo que le gustaría en nuestro país, pero cuando lo hace, se entrega por completo. Su paso por España ha sido breve, pero intenso, luminoso y generoso: una artista que sigue reinventándose sin perder su esencia.