Óscar D’Aniello (Delafé), estrena el videoclip de “Estonosetermina”.
En los últimos meses ha pedaleado incluso el que nunca anduvo en bici. Quedarse parado no era una opción. Seguimos sacando fuerzas de sitios donde sólo parecía que había miedos e incertidumbre. Cuando no quedaba cabeza, se le metía corazón. Y viceversa.
Los hubo a los que les robaron las ruedas. O les pusieron tantos palos en ellas que fue como no tenerlas: en un momento en que las canciones se convirtieron en las más fieles compañeras, aquellos que las hacían se quedaron sin sustento. Pasábamos los días junto a nuestras músicas, pero las persianas de las salas bajaron. Había que seguir pedaleando para reinventarse. Los hay que lo hicieron por live; siempre hay algún loco que va más allá.
Oscar D’Aniello (Delafé) fue uno de ellos. Recorrió 1.440 kilómetros en 33 jornadas maratonianas para entregar bolsas a aquellos que, con él, pedalearon por una idea mayor: la cultura es la mantequilla para que se produzca con facilidad la unión entre personas.
No era la primera vez que el músico afrontaba una gesta de tal calibre: por su papá pedaleó miles de kilómetros en el documental Ciao Pirla! (2013). Videoclips archiconocidos de su discografía también son obra de su mente pedaleante: ¿Alguien no guarda en lo más íntimo “Mar el poder del mar” (2005) y esa bici bailarina entre chimeneas del Besòs? ¿Y ese collage casero, “Lo más bonito del mundo”, nominado a los Grammy Latinos en 2016?
Bajo viento, lluvia, sol –y algunas lágrimas–, D’Aniello documentó 230 salidas. Decenas de personas ante sus portales. Y en las tripas de esos portales, en las casas, esas mismas personas se filmaron: hogares donde se había gastado el Monopoly, donde se habían quemado las horas vía Zoom, volvieron a aplaudir. Un aplauso de fe, para y con Delafé.
El resultado es un clip de once minutos sin distancia de seguridad emocional; las lágrimas brotan al dar play por algo tan extraordinario, tan difícil estos meses, como la unión. Catarsis colectiva.
Texto por @YeraySIborra