Empezamos un poco hacia atrás, ¿cómo decidís crear Izal, puesto que cada uno tenía trabajos por separado? Izal, por ejemplo, era cantautor
Surge de la inquietud de Mikel como cantautor de darle otro cariz a sus temas. Empieza a pensar en canciones y textos que necesitan otra instrumentación y arreglo que solo la guitarra.
Mikel y Gato coincidieron en una Bienal de Jóvenes Artistas en Macedonia. Ahí se conocieron y empezaron a plantear buscar músicos para formar una banda con la que desarrollar esos nuevos temas. A su vuelta a Madrid, comenzaron la búsqueda por Internet hasta dar con los cinco miembros finales. Todos venimos de tocar en diferentes proyectos o giras durante años.
¿Os sorprendió el éxito que tuvisteis con vuestro primer trabajo “Magia y efectos especiales”? ¿Os imaginabais alguna vez que llegaríais hasta donde habéis llegado hoy?
Cuando nosotros nos juntamos para hacer música, la finalidad era hacer algo que nos divirtiera y nos llenase a nosotros mismos. Desde ese punto de partida, hemos trabajado sin descanso y apostado muy fuerte por nuestro proyecto. Porque creemos en él y nos satisface plenamente. Hasta dónde llegues es algo que en cierto modo no está en tu mano. El público elige lo que escucha o a qué concierto asistir. Lo único que podemos y debemos hacer nosotros es intentar mejorar cada día.
¿Vuestra canción favorita o la que tengáis más cariño de las que habéis hecho hasta la fecha?
Nos gustan todos los temas que hacemos, si no, no los grabaríamos, pero si hay que elegir alguna, diríamos “Copacabana”. Es un tema especial.
Después de ya varios trabajos y de situaros como uno de los grupos más importantes en la escena actual, ¿cuáles son los objetivos o hasta dónde os gustaría llegar?
Como comentábamos antes, el objetivo es seguir dando pasitos hacia delante y poder llevar nuestra música al mayor número de sitios posibles para que la gente a la que le guste la pueda disfrutar.
¿Qué es lo que hace que vuestros temas sean tan pegadizos?
Eso es algo que tampoco está en nuestra mano. La verdad es que la gente hace suyas nuestras canciones de una forma casi mística. Y eso es algo mágico. Está claro que algo tendrán si causan ese efecto en tanta gente, pero ahí está la magia. Que nosotros no las hacemos pensando en si las cantarán o no. Componemos, arreglamos, grabamos y tocamos por necesidad vital y por disfrute. Y si luego la gente comulga con tu trabajo, es algo maravilloso.
¿Qué le diríais a la gente que opina que sois un grupo demasiado “comercial”?
Les preguntaríamos qué entienden ellos por “comercial”. Musicalmente no somos un grupo que haga música comercial en absoluto. Nuestros continuos cambios de ritmo, cortes, letras,frases de nuestro grupo Izal, cambios de ambiente, diversidad de estilo… no nos hacen nada comerciales precisamente.
Ahora, si para esa gente “música comercial” es la que mueve una cantidad de gente que rebasa la franja “fijada” para diferenciar lo “underground” de lo “mainstream”, entonces bajo su punto de vista seremos una banda comercial. Todo son etiquetas. Y la gente etiqueta libremente bajo su criterio.
Nosotros hacemos la música que nos apetece y con la que nos lo pasamos bien en directo
Ahora llega “Copacabana”, ¿qué esperáis de vuestro nuevo trabajo?
Esperamos que nos dé las mismas alegrías que nuestros trabajos anteriores. Estamos contentísimos y orgullosos de nuestro nuevo álbum.
Si en abril cerráis en Madrid y ya estáis con “Copacabana”, ¿cuándo componéis?
Lo bueno de dedicarte por completo a la música es que el día tiene muchas horas en las que solo piensas en música. Te puedes permitir el lujo de no parar de ensayar, hacer arreglos y frikear, componer, tocar…
¿Tenéis más proyectos por el momento?
Hoy por hoy, se lleva todo nuestro tiempo.
Si tuvierais que pedir un deseo, ¿qué pediríais?
Salud para seguir trabajando y para toda nuestra gente.
¿Alguna superstición o alguna manía que nos podáis contar?
No. La verdad es que somos gente muy normal. Muy corriente.
¿Con quién os gustaría compartir escenario?
Hemos tenido la suerte de poder compartir escenario con grandes nombres de la escena nacional e internacional y siempre es un gusto. Se aprende mucho y a veces haces buenos amigos. Pero por decir uno ahora mismo, Fink.
¿Qué no puede faltar nunca en vuestro equipaje?
Una muda limpia. Y, en algún caso, un secador.
¿Alguna anécdota graciosa que os haya pasado alguna vez?
Cuando pasas tanto tiempo viajando, te ocurren cosas constantemente, así que habrá mil, pero luego te ocurre que, cuando te preguntan, no te acuerdas de ninguna. Eso es anecdótico. Y gracioso.
¿Recordáis vuestro primer concierto?
El primer concierto de Izal con la formación definitiva debió de ser en alguna sala pequeña de Madrid. Café La Palma, probablemente.
¿Y el mejor y el peor?
De todos los conciertos que das se aprende. Todos tienen su lado bueno. Pero si hay que concretar, diremos como el peor uno que hicimos, en los inicios, para tres personas en un sitio donde cabían
tres mil y uno de los tres asistentes estaba tan pasado de alcohol que nos gritaba que nos fuéramos a nuestra casa o nos cortaba el cuello. Hacía la marca con el pulgar en el cuello…
Y como uno de los mejores, recordaremos nuestro concierto en la Plaza del Trigo de Aranda del Duero, en el Festival Sonorama. No porque tocásemos mejor que nunca o fuese nuestro mejor show. Fue allí donde por primera vez vivimos lo que es una comunión completa con tu público en un directo. Fue increíble. Y, por suerte, desde ese día seguimos disfrutando de algo mágico en nuestros conciertos. Fue en Aranda donde algo cambió.
Y para terminar, ¿quién es la mujer de verde?
No solemos explicar el significado de nuestras letras. Preferimos que la gente la haga suya y le dé su significado. Es muy curioso cómo se escribe una canción con una determinada temática y luego cada uno le da su propio significado. Pero bueno, por ser solo una, diremos que es esa persona que siempre está ahí para ayudar y levantarte el ánimo. Una canción a un/a mejor amigo/a, al que está cuando lo necesitas.
Gracias por la difusión que hacéis de nuestro trabajo. ¡¡Saludos!!
(Entrevista contestada por Iván Mella, teclista de Izal).
Jorge Mat.
